viernes, 2 de diciembre de 2011

Refracción de lo que comunmente se denomina.

Se levanta del sueño
Ve una mariposa del tamaño de su cara en el techo,
Se para de su cuerpo
Suenan una o dos costillas reventarse,
Se retuerce y se pega de la pared
Trepa casi hasta la altura de una cabeza de siervo
Y lame sus ojos como silbando,
el ciervo se estremece,
Lo mira complaciente y se va.

Él toca bandoneón a toda bestia
Despierta cada uno de sus muertos,
Camina con un sólo pie hasta la cocina,
Se arrastra,
como las aves
Destapa una bolsa de leche condensada.
Sorbe todo el líquido blancuzco de un tirón
Saca un par de huevos
Los traga, camina y toca de nuevo
Su bandoneón.

Engulle la saliva amarilla y se vuelve más
Hombre
Abre la puerta de su casa,
La puerta que está detrás.
Reconoce su bicicleta, le echa unas gotas de
Aceite en la cara, afuera llueve.
Ya no suena su bandoneón.

Sale de su casa, se mete dentro de las calles
Guarda los caballos que tiene en su moral
Para ocasiones especiales,
Va para su trabajo,
No es una ocasión especial.
Todavía es oscuro, casi negro.
No sabe la hora, nadie nunca lo supo
Pedalea despacio, mira pasar a un lado
La terminal del sur, ve taxis y pocos buses
Ve mucha gente y pocos hombres.
Adentro llueve.

Todavía no llega, no sabe dónde queda
Exactamente su trabajo, lo olvida,
Tiene mala memoria, piensa, de algún modo
La ciudad cambia todos los días, siempre hay
Un pájaro nuevo, un aviso nuevo de publicidad,
Una persona nueva en el autobús.
Llega sin darse cuenta, o pretende no darse cuenta,
pone su bicicleta en la parte más alta,
junto con unos camellos que cuidan dos niños
y un tigre.

Piensa en un sinónimo fácil de escupir, Zaratustra.
No, además, imposible.

Adentro se sabe esperado, se quita dos
Perros que trae en la espalda, entra,
reclama un poco de aplausos, suena un disparo,
se echa la bendición. La secretaria le sonríe
Con una carta de despedida en la mano, él
La toma y la hace añicos (a la secretaria)
Y luego se van juntos a tomar un café.
Salen de él.

Después hacen el amor
En la oficina del jefe y
Después el amor los deshace..

Él se va de nuevo en su bicicleta
Otra vez pasa por el Colteger y se
Sienta a comer su merienda que
Incluye la bandera de Antioquia.
Termina a gusto y decide no hacer
Una siesta.

Se mete en un cine a verse
y no le gusta.
Pero,
Ve al alcalde entrar
Y le parece graciosa la idea
Que se encuentre con el
Presidente Uribe, sabiendo
De antemano que una mariposa
Puede entrar y salir
En cualquier momento.

Luego piensa
En el sueño de una noche de verano
Y en las implicaciones para la dramaturgia que este trae;
se hace un símil con la continuidad de los parques,
Y con la historia que hay dentro de la historia,
Se despide del pensamiento
y,
luego,
piensa
en:
lo cómico que puede ser que Morfeo sea hermano de Tánatos
Y pensando en esto
se echa a dormir.
Suena su bandoneón.

Primera noche, otro día.

La noche mueve sus pasos cansados
Recoge sus últimas migajas oscuras,
Se refleja en el agua su lento despedirse.

Santa fe hierve
Por el sol que abre su boca
Roja, aún dormida.

Ella,
No sé su nombre
Ni los nombres de sus nombres
Pero recuerdo su mirada.
Juega a conocerme,
Juego a confundirme
Con el agua o con mi soledad

Tengo mil palabras escondidas
Y un par de ojos de gusano
Para defenderme

Estamos sumergidos
En algo que no conocemos
O, tal vez,
No sabemos diferenciar.

El día rema, se apura
A coronar la copa del cielo.
En lo alto ve el tiempo
Que nos pasa
Como una serpiente
De mar.

Cierro mis ojos
Y abro mi boca,
Como un niño
Que espera
Una sorpresa merecida.

Dos o más formas de llamarse Santiago Rodas

Juguemos a ser Santiago Rodas
Tal vez, o sin más remedio
Nos toqué ser Santiago Rodas
Todas las veces y cada una.
Ser Santiago Y ser Rodas
Irremediable.

Uno respira y ahí estoy
Uno se duerme y,
Ahí me sueñan
Uno no está
Y de lejos me miran.
¿Habrá que jugar a
Ser Santiago Rodas
Siempre y cuándo?

Yo es otro
O eso dice Rimbaud
Rimbaud es otro
O eso digo yo

¿Porqué ser es tan tedioso?
Porque no simple y llanamente
Nos dejamos ser, y no por
Santiago Rodas, sino
Dejarnos ser con la sinceridad
Del caso. Sernos
Sinceros:
Lágrima que cae,
Párpado que cierra,
Ojo que se oculta,
Silencio.

Santiago Rodas se puede
Decir, se puede escribir,
Luego, Santiago Rodas puede
Decir, puede escribir,
Ahora,
Con qué derecho
Nos podemos mentir
De esta forma tan halagadora.

Saltemos al abismo más cercano
Como el poeta
Para poder ser sinceros, al menos
Con la poesía.
O, dejémonos de
Santiago Rodas y,
Nombremos las cosas
Con sus verdaderos nombres.