viernes, 2 de diciembre de 2011

Refracción de lo que comunmente se denomina.

Se levanta del sueño
Ve una mariposa del tamaño de su cara en el techo,
Se para de su cuerpo
Suenan una o dos costillas reventarse,
Se retuerce y se pega de la pared
Trepa casi hasta la altura de una cabeza de siervo
Y lame sus ojos como silbando,
el ciervo se estremece,
Lo mira complaciente y se va.

Él toca bandoneón a toda bestia
Despierta cada uno de sus muertos,
Camina con un sólo pie hasta la cocina,
Se arrastra,
como las aves
Destapa una bolsa de leche condensada.
Sorbe todo el líquido blancuzco de un tirón
Saca un par de huevos
Los traga, camina y toca de nuevo
Su bandoneón.

Engulle la saliva amarilla y se vuelve más
Hombre
Abre la puerta de su casa,
La puerta que está detrás.
Reconoce su bicicleta, le echa unas gotas de
Aceite en la cara, afuera llueve.
Ya no suena su bandoneón.

Sale de su casa, se mete dentro de las calles
Guarda los caballos que tiene en su moral
Para ocasiones especiales,
Va para su trabajo,
No es una ocasión especial.
Todavía es oscuro, casi negro.
No sabe la hora, nadie nunca lo supo
Pedalea despacio, mira pasar a un lado
La terminal del sur, ve taxis y pocos buses
Ve mucha gente y pocos hombres.
Adentro llueve.

Todavía no llega, no sabe dónde queda
Exactamente su trabajo, lo olvida,
Tiene mala memoria, piensa, de algún modo
La ciudad cambia todos los días, siempre hay
Un pájaro nuevo, un aviso nuevo de publicidad,
Una persona nueva en el autobús.
Llega sin darse cuenta, o pretende no darse cuenta,
pone su bicicleta en la parte más alta,
junto con unos camellos que cuidan dos niños
y un tigre.

Piensa en un sinónimo fácil de escupir, Zaratustra.
No, además, imposible.

Adentro se sabe esperado, se quita dos
Perros que trae en la espalda, entra,
reclama un poco de aplausos, suena un disparo,
se echa la bendición. La secretaria le sonríe
Con una carta de despedida en la mano, él
La toma y la hace añicos (a la secretaria)
Y luego se van juntos a tomar un café.
Salen de él.

Después hacen el amor
En la oficina del jefe y
Después el amor los deshace..

Él se va de nuevo en su bicicleta
Otra vez pasa por el Colteger y se
Sienta a comer su merienda que
Incluye la bandera de Antioquia.
Termina a gusto y decide no hacer
Una siesta.

Se mete en un cine a verse
y no le gusta.
Pero,
Ve al alcalde entrar
Y le parece graciosa la idea
Que se encuentre con el
Presidente Uribe, sabiendo
De antemano que una mariposa
Puede entrar y salir
En cualquier momento.

Luego piensa
En el sueño de una noche de verano
Y en las implicaciones para la dramaturgia que este trae;
se hace un símil con la continuidad de los parques,
Y con la historia que hay dentro de la historia,
Se despide del pensamiento
y,
luego,
piensa
en:
lo cómico que puede ser que Morfeo sea hermano de Tánatos
Y pensando en esto
se echa a dormir.
Suena su bandoneón.

Primera noche, otro día.

La noche mueve sus pasos cansados
Recoge sus últimas migajas oscuras,
Se refleja en el agua su lento despedirse.

Santa fe hierve
Por el sol que abre su boca
Roja, aún dormida.

Ella,
No sé su nombre
Ni los nombres de sus nombres
Pero recuerdo su mirada.
Juega a conocerme,
Juego a confundirme
Con el agua o con mi soledad

Tengo mil palabras escondidas
Y un par de ojos de gusano
Para defenderme

Estamos sumergidos
En algo que no conocemos
O, tal vez,
No sabemos diferenciar.

El día rema, se apura
A coronar la copa del cielo.
En lo alto ve el tiempo
Que nos pasa
Como una serpiente
De mar.

Cierro mis ojos
Y abro mi boca,
Como un niño
Que espera
Una sorpresa merecida.

Dos o más formas de llamarse Santiago Rodas

Juguemos a ser Santiago Rodas
Tal vez, o sin más remedio
Nos toqué ser Santiago Rodas
Todas las veces y cada una.
Ser Santiago Y ser Rodas
Irremediable.

Uno respira y ahí estoy
Uno se duerme y,
Ahí me sueñan
Uno no está
Y de lejos me miran.
¿Habrá que jugar a
Ser Santiago Rodas
Siempre y cuándo?

Yo es otro
O eso dice Rimbaud
Rimbaud es otro
O eso digo yo

¿Porqué ser es tan tedioso?
Porque no simple y llanamente
Nos dejamos ser, y no por
Santiago Rodas, sino
Dejarnos ser con la sinceridad
Del caso. Sernos
Sinceros:
Lágrima que cae,
Párpado que cierra,
Ojo que se oculta,
Silencio.

Santiago Rodas se puede
Decir, se puede escribir,
Luego, Santiago Rodas puede
Decir, puede escribir,
Ahora,
Con qué derecho
Nos podemos mentir
De esta forma tan halagadora.

Saltemos al abismo más cercano
Como el poeta
Para poder ser sinceros, al menos
Con la poesía.
O, dejémonos de
Santiago Rodas y,
Nombremos las cosas
Con sus verdaderos nombres.

martes, 8 de noviembre de 2011

Una canción, otro tango.

Bajo el fondo
profundo, aparece
una música que no es
Música, son
gotas de tristeza
sobre la piel.

El mar (dulce)
muestra su oleaje
una vez más,
saca las almas de los ojos
y los cuerpos de los corazones.

Cada cosa tiembla
como un pájaro
atrapado.

Detrás de todo
hay una mitología
hasta que se demuestre
lo contrario: música, mística.

La voz se levanta
como un gigante
herido.
La sangre hierve
se evapora y el humo
lo saborean
los labios negros
de las nubes.

El sueño apuesta
Con las miradas.

Todo se detiene
por un instante,
el tiempo es un perfume
y la noche
un cuerpo desnudo.

Las manos se abren
Las piernas se levantan
Los colores se despiertan
Los ojos se cierran

El tango es la única música triste
que se puede bailar.

18/10/11

sábado, 1 de octubre de 2011

Del por qué

Yo no entiendo
Tú no entiendes
Él no entiende
Ella no entiende
Nosotros no entendemos
Vosotros no entendéis
Ellos no entienden
Nada acerca de las mujeres.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Escritura

¿Qué pasa que,
cuando más te busco
más lejos estás,
como al otro lado
del otro lado
del espejo?

¿Cuál es tu nombre?
¿Niebla? quizá
¿Humo? tal vez
¿Podría ser viento?
¿Espuma?

¿Cuál es tu apellido?

¿Cuántas veces
he pensado
en dejarte,
en el nochero
o en un vagón
del metro
o en la mitad
de la nada?

¿Qué se siente
Ser usada,
ultrajada,
manoseada,
aporreada,
por manos
tan enjutas
como éstas?

¿Cuánto cuestas?
Una sola sonrisa,
una noche,
el amor,
9.99,
la vida,
tres canicas de la infancia,
este lugar de la noche,
un chivo,
dos.

¿Hace cuántos años
Empezó esta lucha
Por desconocernos?

¿Cuánto te debo?
¿Trabajas en
horario de oficina?

¿En cuál de
Tus habitaciones
Me encuentro?

¿Dónde te escondes?
acaso por debajo de
de las sombras
de cada uno de los
que camina
entre las sombras.

¿Nos volveremos
a encontrar?

jueves, 23 de junio de 2011

Una mujer es una mujer

Se dice en las escuelas,
Se calla en los conventos,
Se explica en los libros de anatomía,
Se recuerda en las cantinas
Se acata en la adolescencia,
Se olvida en el congreso.

Una mujer es una mujer
Es sabido y no tanto,
En la parada del bus
En la silla del parque
En la fila del cheque
En los estantes de la biblioteca.

¿Una mujer es una mujer?
Responde,
La ciencia, sin embargo
La literatura, en consecuencia
El cine, En otras palabras
La iglesia, no obstante
No se sabe con certeza.
Para esto están
Las manos y las pestañas y las almohadas
Las bocas y los rincones y la cinta de enmascarar
Los ojos, las orejas y las espaldas
Los ombligos y las piernas
Y el sexo sobretodo.
Para dar un indicio.

Una mujer es una mujer de ¡knock out!
Con coca dietética y con la mermelada en el frasco
Sin ropa en el río y con risa en el estómago
Con todas las preguntas en una cartera
Y una chocolatina en los bolsillos.

martes, 7 de junio de 2011

¡Adios! Alma desnuda.

A Alfonsina Storni


Dolor, Dos palabras.

Esta tarde Frente al mar:

Golondrinas, Indolencia.

La caricia perdida, La inquietud del rosal

Letanías de la tierra muerta

Lo inacabable.


Paz : Queja.

Razones y paisajes de amor

Y un Retrato de García Lorca.


Tu dulzura,

Tú, que nunca serás

Un lápiz

Un Viaje.

Un poema.

domingo, 17 de abril de 2011

Abril

Una gota se parte en pedazos contra el alambre de luz.
El cielo cierra los ojos, se oscurece.
Los pájaros se esconden al lado de los viejos, se cruzan sus miradas.
Silva el viento en busca de sus hijos perdidos.
Suena un tamborileo contras las tejas de las casas.
Uno, dos, tres.
Todo se queda quieto por un instante como si tomara impulso.

El frío baja caminando de la montaña.
El silencio parece saltar entre los charcos.
Se sacuden las nubes como perros mojados
Las gotas se abrazan de las hojas, de las sombrillas, de los tejados.
Uno, dos tres.
El cielo baja a saludar
Y a cada niño deja su regalo.

Cambia el color de todo.
La ciudad se vuelve una acuarela azul.
La Atlántida renace una vez más.
Los besos de los estudiantes se hacen más largos
Unos, dos, tres.
Las calles se inundan de taxis sin destino.

El sol alcanza a despuntar un par de rayos.
El frío se despide con besos
en las mejillas de las señoras.
La calle abre la lengua: deja salir su rumor.
Uno, dos, tres.
Todo vuelve a ponerse en su repisa.
Como antes.
Pero queda algo, como un ojo después de llorar.
Un poco más claro.

lunes, 21 de marzo de 2011

Circular Sur

El mundo, es un círculo que ya se ha repetido una infinidad de veces y que se seguirá repitiendo in infinitum… Lees esa última frase mientras apartas el libro rojo de pasta dura de tus ojos cansados y saludas a alguien que acaba de llegar. Es tarde y al día siguiente debes ir a clase, debes, como casi siempre, hacer las cosas que ya ni te importan. debes cumplir el ciclo de todos los días: despertar, levantarte, comer algo, bañarte, coger la bicicleta o si llueve el bus, pensar en alguna cosa mientras soportas el viaje de todos los días, Como si fuera un círculo que siempre se repite, ver cada vez historias diferentes pero siempre la misma. Sientes que se repiten una y otra vez. Como la de esa señora que sentada, arrancaba cada hoja de una agenda. ella arrancando cada hoja sin un motivo aparente siendo el centro del bus o del universo y con cada hoja arrancada se te apretaba el estómago. Tragando saliva, pensabas en cómo sería el final de esa historia, pero no lo encontrabas, siempre se repetía sólo hasta ese punto pues te debías bajar del bus. O como la vez que ibas en bicicleta y veías al señor que escribía con un lápiz en los postes de luz. No sabías qué podía escribir un tipo a las cinco y media de la mañana en un poste que no hubieras visto si no fuera por él, y esperaste al día siguiente para leer las palabras que había dejado. No entendías nada, eran manchones de una letra pegada y cada vez que pasabas veías al señor escribiendo, pero siempre al leer los postes no veías más que manchas. O la ves que veías a esa chica del colegio con uniforme verde siempre subir a la misma hora todos los días, Siempre en el momento en que las mismas personas tarareaban la canción de las cinco y media de la mañana que te recordaba tanto a tu madre y que siempre era igual, todos los días esa canción, todos los días como una copia del anterior, las mismas personas a la misma hora, con los mismos trajes y con las miradas perdidas siempre en los mismos puntos. O una de esas tantas historias que ya ni recuerdas porque se confunden o se hacen la misma, lo mismo, las tres historias una sola, pero al bajar de bus o al llegar a la universidad casi sin sentirlo, dejas de pensar en todo. Todos los días: llegar, subir más de 3 ó 4 pisos y sentarse en una de las sillas azules, esperar que lleguen más estudiantes, empezar con la clase, escribir alguna cosa para hacerte el entendido, no cerrar los ojos demasiado tiempo para que el profesor no se de cuenta que no duermes lo suficiente como para prestar atención dos horas de seguido, cerrar el cuaderno, guardar el lápiz en señal de que es hora de salir, el profesor entiende y termina la clase, hablar con tus compañeros de lo mismo, siempre de lo mismo, entrar a clase, salir de clase, hablar con tus compañeros de lo mismo, entrar a clase, salir de clase, almorzar siempre lo mismo auque sea siempre algo diferente, entrar a clase, salir de clase, ir a tomar una cerveza o dos, entrar a clase con una menta en la boca, salir de clase sin nada en la boca. Coger la bicicleta o si llueve el bus y otra vez la historia de tres cabezas o las tres historias que vuelven como un recuerdo de la niñez y volver a casa y olvidar todo una vez más para saludar a tu madre, darle un beso o un abrazo, luego a tu padre y a tu hermana. Comer algo. Para volver a tu cuarto ya de noche, casi siempre tarde donde te encuentras con alguien que te mira con unos ojos cansados mientras baja un libro rojo de pasta dura y te saluda con aire de conocerte de hace tiempo.

jueves, 17 de marzo de 2011

Apalabrar:

“y en el empañado cristal
con el índice, escribo
esta efímera palabra”

José Manuel Arango


Decir es acallar el silencio.
Decir es desprenderse de la nada.
Decir es presentir el recuerdo.

Habrá que:
Decir la verdad y la locura.
Decir que te quiero y decirlo cada vez.
Decir el olvido, doblarlo en un papel
Y soltarlo como pájaro.
Decir cada cosa: contarla.

No habrá que:
Decir la verdad de la locura.
Decir del amor a cada instante.
Decir la memoria.
Decir no.

Habrá que:
Decir la mentira y la cordura.
Decir que te odio y decirlo cada vez.
Decir el recuerdo, desdoblarlo en el aire
Y agarrarlo como zorro.
No decir: deshacer.

No habrá que:
Decir la cordura de la mentira.
Decir del odio y del nunca más.
Decir del recuerdo: ahora.
Decir sí.

Decir es nombrar el silencio.
Decir es aprehenderse de la nada.
Decir es olvidarse de sí.

domingo, 13 de marzo de 2011

El hombre muerto

No lo pensaría más, debía intentarlo, ¿qué perdería con sólo intentar? Ya había pasado mucho tiempo desde la primera vez que se le había ocurrido y estaba decidido, porque ¿qué otra opción tenía? Era un pequeño paso, sólo un pequeño paso para una nueva, por así decirlo, vida.

Desde que ella se fue no volvió a sentir nada, todo le daba lo mismo y pensaba que así estaba bien, dejó de asistir al trabajo, igual, ya no importaba el dinero, ya no tenía apetito, entonces ¿para qué comer? Todos sus amigos ya no estaban, se preguntaba si en realidad alguna vez había tenido algún amigo de verdad. Pero todo eso ya no significaba demasiado, ¿sentía algo aún? Se preguntaba cuando caminando desprevenido recordaba algún pequeño fragmento de lo que ella era: ella calle, ella árbol, ella dulce de algodón, ella cine en matinal, ella cascada fría, ella montaña, ella atardecer, ella y sólo ella, la única y al escribir única se alargaba en la tilde para aliviarse un poco la pesadez de la noche.

Estaba decidido, lo haría, además ¿qué se lo impedía? Estaba sólo y no tenía ningún impedimento, se decía a sí mismo y se marcaba las horas “a tal hora lo voy hacer” era muy sencillo, el único que se lo impedía era él mismo, nadie más.

Siempre iba a su casa después del trabajo, la invitaba a una gaseosa en la tienda amarilla y él se tomaba una o dos cervezas, para después dar la vuelta a la manzana cogidos de la mano mirando como caía la noche, hasta a veces les tocaba ver salir la luna como si fuera un sol y ella le apretaba la mano diciéndole sin palabras las cosas que él sabia que sólo sin palabras se pueden decir.

Ya había tomado la decisión, sólo que esperaba el momento adecuado, se sentía con fuerzas para hacerlo, pero le faltaba el impulso, algo que le dijera: ahora o nunca.

Estaba sentado en el bus yendo al trabajo, miraba como las últimas gotas de agua caían por el vidrio de la salida de emergencia, estaba tan entretenido que no se dio cuenta que alguien se había sentado a su lado: era ella, un poco mojada y con el pelo suelto más negro que sus zapatos. Era la primera vez que la veía y aunque intentó, no alcanzó a ver de qué era el libro que tenía entre los brazos, pensó que podía ser interesante, por lo del libro y por los ojos. De resto no le gustó.

Lo quería hacer, lo sentía desde lo más adentro de su estómago, se le había convertido en su único pensamiento.

La primera vez que hicieron el amor no le gustó tanto, fueron torpes y algo tímidos. Pero ese día la sintió cercana, como si la conociera una vez más por primera vez, la vio desnuda y fue tan distinto: pensó en cómo cambian los ojos de las personas cuando se desnudan.

Sólo ese pensamiento invadía su cabeza, si era tan sencillo por qué se demoraba en hacerlo, el procedimiento era simple, además en esta época, qué de raro tenía.

Se encontraron otra vez en el bus, en el de venida, no llovía. Él la reconoció y se sentó una banca más atrás para poderla mirar, Se dio cuenta que no estaba tan mal, que no sabía qué, pero tenía algo. Se bajaron en la misma parte y caminaron casi juntos dos o tres cuadras, pensó que en la próxima cuadra le hablaría, pero no fue capaz. Ya casi llegaba a su casa y ella seguía caminando casi llamándolo con la espalda.

Ella paró en la tienda amarilla y él siguió caminando resignado por su timidez, casi llegaba a su casa cuando desde atrás le tocaron el hombro. Era ella, tenía unos panes en una bolsa de papel y le dijo que lo invitaba, que si le gustaba ese murito, que los panes estaban recién sacados.

Era definitivo, lo haría, esta vez iba enserio.

El día que se cansó de ella, no sabía qué hacer, se sentía agobiado, ya todo le parecía lo mismo, ella calle, ella árbol, ella dulce de algodón, ella cine en matinal, ella cascada fría, ella montaña, ella atardecer, era ella en todo y él quería ella en nada. Hastiado pensaba en cómo sacársela de encima pero no daba con la respuesta.

Era el momento adecuado, todo estaba preparado, el corazón le latía al ritmo de un caballo de carreras, estaba decidido.

Cuando se la presentó, a su mamá no le gustó mucho la idea, le dijo que igual ella no se metía pero que sabía que no iba a durar mucho, que ella lo conocía lo suficiente para saber que dentro de 3 meses él ya no quería nada con ella.

El último respiro antes de hacerlo, le temblaban las manos, le sudaba la frente. Casi brisaba.

Le inventó una historia, le dijo que había estado con otra mujer, pero todo era sólo para alejarla, él la quería, pero sentía que ya no podía más, las mamás siempre tienen la razón, pensaba, pero ya ni eso importaba.

Había llegado el momento para hacerlo, sentía la fuerza correr por su sangre, respiraba duro, sentía que el corazón se le apretaba.

Se dejaron de ver, de hablar, él le dijo que era mejor así, que necesitaba estar solo y pensaba que ella también, que era lo mejor para los dos.

Ahí estaba, sólo lo haría, sin más ni más.

Pasó un tiempo, le entró el arrepentimiento, la quería de verdad, la sentía y la empezó a necesitar, quería volver con ella, pero sabía que no podía. Dejó todo por ella, se entregó al silencio.

Lo hizo y sin arrepentirse tomó el teléfono y marcó el número, del otro lado le contestaron: Si me vuelves a llamar te mato.

martes, 25 de enero de 2011

Las mil muertes.

Hay que dejarse morir primero de amor
Hay que dejarse morir primero de locura
Hay que dejarse morir primero de muerte.
Hay que dejarse morir de tantas cosas
Que no le alcanza a uno la vida.

Hay que dejarse llevar por la muerte
Como una botella de plástico
En el río Medellín.
Hay que morir de por vida.

Hay en la muerte otra muerte
Más oscura y aterradora
Que se esconde detrás a los que
El miedo a la muerte
Los deja sin vida.

La vida se acurruca
Cuando la muerte le soba los cabellos
Largos y finos
No
La vida es tierna
La muerte eterna.

La vida es difícil, dura.
La muerte no sé, pero
Hay que dejarse morir primero de vida
Para que la muerte esté dispuesta
Dispuesta a aceptarlo
Aceptarlo a uno
A uno como
Un
Un muerto más
Ente Las Mil Muertes.

lunes, 22 de noviembre de 2010

El eterno retorno

Ser
Animal.
Recordar,
Encuentro de espejos,
Que se miran
Que se hunden
Que se quiebran.

Cabezas derramadas
Entre las palabras
Que no dije:
Ahora en nunca
Ahora es siempre
Ahora
Ya no sé.

Volver con el rostro hecho vientre
Mirar, pasar, volver
Mirar, decir, volver
Mirar, callar, volver.
Mirar:
Caminar entre rompecabezas de heridas.

Por mi garganta pasa una música
Siempre muerta.
Cien lenguas de fuego renacen
Para gritar
Que Dios está muerto.

Nada vale más que mil palabras

Siento en mis piernas
Al niño que fui,
Me cuenta los pasos
Desde mis ojos
Hasta el silencio.

Lagrimas caen
Como pedazos de letras mudas.
Los animales no hablan
Saben callar.

Me enfrento a mi animal
Sus garras
Me arrancan
La razón.

Ahora tiemblo, tiempo
Escupo raíces,
Me encuentro,
Sólo, me encuentro
Aferrado a mis manos
Que dicen adiós.

Yosoy

Yo átomo
Yo vientre
Yo 1990
Yo escuelita del poblado
en una foto ya vieja
Yo avioncito de icopor
Yo matera quebrada de mi tía
Yo bolis de 200 pesos
con una olla de sombrero.
Yo corriendo detrás de un perro
El perro corriendo detrás de mí.
Yo sabiendo quién es el niño Dios
Yo mi primer día de colegio
Yo bicicleta y cerro Nutibara.
Yo mirando faldas
y perdiendo matemáticas
Yo agosto, casi siempre
Yo solo.
Yo cazador de estornudos
Yo astronauta de los árboles
Yo y tantas veces yo
autorretrato sin nombre.
Yo cualquiera
Yo, cuerpo que camina
Yo soy otro
Yo y tantas cosas que se pierden.
Yo embarazado de palabras
y a veces no tanto.
Yo Cínico.
Yo Medellín
Yo lleno de rincones
Yo, simplemente.
Yo sobre todo: mito
Yo juego
Yo solo por ahí
Yo Cronopio y fama y esperanza.
Yo cerveza
Yo biblioteca
Yo peatón
Yo haciendo carrizo: hijo de la razón
Yo alguien
Yo sentado y acostado y de cabeza
Yo, individuo
Yo Santiago Rodas
Y este poema y algunas cosas más.

En la tarde

Estamos juntos
Mirando las vacas bajar por la montaña
Mientras los cazadores
De mariposas
Nos persiguen

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Nocturno

El humo de las fábricas tapaba la luna
No caía lluvia
Pero casi sentíamos las gotas,
El frío caminaba con nosotros
Nos decía palabras al oído,
La noche nos contaba
Los pasos,
Caminábamos sin buscarnos
Sabiendo lo que saben los caminantes,
Nos besábamos como quien no conoce el camino
Y la botella se iba acabando
Como el tiempo
Para salvarnos del vacío,
Las lámparas soltaban chorros de luz
Partículas blancuzcas
Para reflejarme a mí y a mi sombra
Solos en la calle.

Un silencio

El silencio se hizo carne
Y caminó entre nosotros
Despacio
Llegó a cada rincón
Voló con las hojas
Lento
Se metió por las ranuras
De los techos
Tranquilo
Se posó sobre las ramas
De los árboles
Estático
Sobre las esculturas
Del centro
Miró
Como las lenguas
De los caminantes
Lamían el cielo.

Una tarde

Se cae un mango de su árbol
Se siente el aleteo de los pájaros en el cielo irse lejos
El sol se está durmiendo
Y deja sus últimos parpadeos en las nubes
El aire huele a verde y amarillo
Suena el timbre en la escuela
Y se oye en murmullo
En los salones ya vacíos.
Unas pocas lámparas se apresuran, abren sus bocas
Y dejan caer chorros de luz
Por donde pasa un gato enamorado.
Tres niños corren detrás de un balón
Hecho con una lata de gaseosa
La montaña se llena de luces
Una a una van encendiendo las casas en el cielo.
Por las ventanas sale el olor
Del arroz recién cocinado.
Los grillos silban su canción azul
Suena tres veces la campana de la iglesia
Se anuncia la noche
Y yo te espero, aquí
Sentado.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Encuentros

Alguna vez me encontré con mi sombra, pensé en Nietzsche pero estaba equivocado, no era mi sombra, era un espejo. Pensé en Freud, pero estaba equivocado, no era un espejo era una flor. Pensé en Baudelaire, pero estaba equivocado, no era una flor, era yo mismo. Pensé en Rimbaud, pero estaba equivocado.

domingo, 12 de septiembre de 2010

poesía en libro

Escribir un poema de qué
Tal vez de pura poesía
No, algo más original
Más actualizado
Menos Rubén Darío.
Algo más en uso
Como la aspirina
O el automóvil
Sí, actualidad pura
Y no por trascendental.

Ir más allá
Como las nuevas mezclas
Como las nuevas drogas
Como las nuevas nadas.
Poesía publicitaria
Claro
Se matan
Dos o tres pájaros de
Una sola palabra
Palabra.
Se nos juntan
Dos soluciones
Una de carácter
Aún más económico.
Sin demeritar
La publicidad
Que también
Sabe ganarse
Algunos pesos.

Lo que se dice
Es que ya
Todo está
Hecho.

No
Le
Busque.

jueves, 26 de agosto de 2010

Poema suelto

“ser”
“filosofar”
“pensar”
“razonar”
“tiempo”
“interpretar”
“entender”
“espacio”
“abstraer”
“percibir”
“argumentar”
“devenir”
“cosa”
“yo”
“nada”
“deducir”
“disertar”
“comprender”
“descifrar”
“conocer”
“saber”
Amar.

jueves, 17 de junio de 2010

Poeta

El poeta es un vendedor de espejos

domingo, 13 de junio de 2010

Una suerte de encontrarme

— Buena tarde.

— Buenas tardes para usted.

—Qué climita el de esta ciudad.

—No es que ya no se puede ni salir. O es sol o es lluvia, bendito sea el señor por Dios hombre.

— Eso es tanta fábrica, están acabando con todo ya también.

—Sí, avemaría, tanta fábrica y tanto loco que no sabe en qué gastarse la plata.

—No es como ahora antes, que eso había gente cuerda y una época para todo, una para estudiar y llover y otra muy distinta que uno salía a veranear y no a estudiar.

—Sí, este presidente demás que tiene encarceladas las nubes, no ve esto como está, eso es calor y calor y nada de sombra, toca chupar es mucho agua para no desvariar.

—Antes, antes si habíamos hombres, gente luchadora y honrada, ahora es pura pantene y cigarrillos light.

— Yo me acuerdo cuando uno se podía meter al río y qué, salía tranquilo sin nada, hasta uno pescaba y sacaba hasta de 12 libras y eso era en verano que casi no hay.

—Sí eso es de ahí lo de ante si que…

—Oiga. Pero hay una cosa que me está inquietándome en estos momentos. Y es: usted porqué vino a sentarse al lado mío si usted no me conoce siquiera.

—A, es que eso hace la gente normal cuando está sola.

— Sí, en eso estamos bien, pero hay algo y sé que no es lo del clima, hay algo que me parece raro.

— Ve ya que lo mencionas a mí también me parece extraño.

—En mi opinión estamos en algo que se puede conocer, pero es impensable, como una jaula dentro de una película dentro de unas alas.

—Es muy parecido a lo que yo estoy sintiendo, pero es que los sentimientos engañan y entonces me voy de lado de la física o la metafísica a lo 2 + 2 igual.

—Yo voy a decir una cosa y la voy a ir dibujando despacio con las manos de las palabras, para que usted se de cuenta de lo que creo que está pasando aquí.

—Y yo las voy trascribiendo es este termito de agua dulce, que traigo para estas ocasiones tan especiales.

—Mucho cuidado con el procedimiento a seguir, debe estar usted muy atento por si cualquier cosa, uno nunca sabe en estos casos, cualquier asunto puede incurrir.

—A mí siempre me toca a lo sancho, pero dale no más que ya estoy acostumbrado, yo te tomo atento ojo por si algún descontento.

—Bueno, analicemos el clima como se mencionó anteriormente, teniendo en cuenta que: estamos sentados en una banca como no se mencionó anteriormente y somos dos personas hablando en un diálogo lineal donde cada uno describe lo que ve por su intuición y habla a favor de sus principios; se puede determinar que estamos en medio de una conversación.

—Es usted un total Hermeneuta, lo cierto es que sí, estamos en medio de una conversación, pero se puede decir que no exactamente en la mitad, pues las conversaciones normalmente deben de ser más amplias que una página y media y eso que hablando español propiamente dicho.

— Sí, me parece una acertada aproximación, claro está, pero en lo que me concierne, estamos en una conversación un poco atrasada para su tiempo, deberíamos de continuarnos. Lo apropiado sería retomar desde, espera yo cuento, sí, desde el onceavo guión, para no alterar el flujo de lo que se hablada.

—La pesca era un deporte de respeto, todito el mundo pescaba y se sentía bien por ello. Así me parece que es una excelente forma de continuar con la conversación. No como ahora que la gente dizque vegetariana en puras modas pasajeras como si fuera malo comer, es que los vegetarianos y los anoréxicos son lo mismo, puro clan de esas tribus que se ensañan contra uno por hacer nada.

— Sí, ya todo el mundo es dizque vea que el planeta, que los animalitos, que esto y que aquello. Sí así es como se conversa, siempre y cuando no se hable de la conversación en la conversación. Se nota que no les tocó sacar callo en el pie, ni menos abrir camino a punta de azadón para que entrara después el camión de la comida hasta el pueblo; ahora ya es puros universitarios que se creen saber todo con ese celular con Internet.

—Está como mala la cosa, no anda bien así como está andando, mucho poeta trip trip con gafas grandes y oscuras, no hay respeto por lo que se respetaba como antes, la palabra se está volviendo carita feliz y los hombres, qué te dijera de los hombres sin que suene muy Museo de Arte Moderno, los hombres ya no son hombres de verdad, hay como un intento pero ya se olvidó lo que es el hombre, ya es puro bipartidismo entre la mente y lo que se llama cuerpo, las desunidización de la lengua y la palabra, la posición y la cara atravesada por la camisetica de cuadros, y, el pensamiento-artefacto lo último en posdoctorado a los 25 años, para estar más lejos, cada vez más lejos de la ignorancia.

—Hombre me perdí un poco con eso, pero me parece estar en acuerdo, a lo política social democrática. Ya vale más un pedazo de panela que las palabras de un sabio: sabio: un señor que se sabe él mismo así venda cuadrados de panela como una persona del mundo, del río, del machete y de las nubes que le descansan la mirada al medio día.

—Sí hombre este calor no deja pensar casi, si mucho hablar y eso que para hablar, habla cualquiera; ¿será que antes cuando el sol no calentaba tanto la gente pensaba? Y escribía eso que pensaba, pero lo escribía para él y no para publicar en el periódico en la sección cultural con crucigrama, sino un pensamiento de esos que se sienten, y por ende, así como en las canciones, por ende escribían siempre y todo el tiempo para enfrentarse a lo que ellos mismos debían ser. De frío ya no se puede hablar, mucho gobernante ocupado en Copenhague y menos escribir.

—Será que hay diálogos escritos, yo entiendo el correo y sus aledaños pero eso sí será diálogo, pues a parte del clima de qué más se podría hablar en un diálogo de escritos, de puro texto de corrido. La idea es que la gente cuide el planeta para que los grandes comerciantes puedan seguir libremente explotando a su imagen y semejanza, y para que no exista más el calentamiento y pueda al fin llover, pero si se pasa de lluvias necesitamos otra vez calor para poder sembrar y salir a la playa a broncear la línea de las mangas de camisa.

— Sí eso es pura publicidad política pagada, ya se sabe por quien. Por otro lado está que los políticos de antes sí eran unos berracos, se le metían con toda al asunto y no dejaban era que los medios de comunicación se les metieran es sus ranchos de oro sólido, ladrón que no es ladrón, es político y…

—Eso ya es un problema grande, porque ya no se está hablando del clima, anteriormente se mencionaba como la base estructural para poder tener una conversación como todo el mundo la tiene, y además, ¿se podrá hablar de una conversación cuando se habla del diálogo cuando se está adentro y en medio de esa misma conversación?, pero si fuera así la conversación perdería su sentido vital y es olvidarse de que se está conversando y aquí entra lo del clima: el clima no es un clima interno del que tanto se ha hablado en los libros de pasta dura y casi nunca verdes, es más bien un factor que nos convoca a todos, porque si llueve llueve, y si está es haciendo calor ya le preguntas a Oliveria porqué el frío de camisa, allá usted. Pero, el clima fue él solito el que fundó el mundo entero, imagínate Adan y Eva que iban hablar después de aquello.

—En eso yo no había pensado, porque de ser así ya no tendría importancia si fuera política o clima, la importancia radicaría en que de alguna forma como la intuición nos abrió la pregunta más o menos en el guión 10, es que sí estamos en la mitad del diálogo debemos es estar atrapados en el mismo, y eso del mismo es para no repetir diálogo, por lo que anteriormente presupuestó usted. Por que paremos y reparemos en la mitad del diálogo debe ser porque estamos es inmersos en medio de la conversación, ¿serán los guiones que siempre aparecen cuando alguno de los dos va decir, para continuar con el diálogo, los que nos tienen estancados acá?

—Es una muy buena apreciación, pueden ser los guiones, pero, ¿como se podría entender en una conversación escrita que se está en medio de un diálogo sin los guiones? El linotipista estaría confundido y esa gente siempre tiene problemas de alcohol y ya se armaría un enredo más grande del que estamos nosotros como para achacar toda la culpa a los guiones.

Yo creo en la libertad de expresión, y sobre todo que por ley uno tiene derecho a opinar y a poner y no poner cuanto guión se le venga en gana. Así se demuestra lo que el hombre puede lograr dentro de los sistemas que regulan al hombre.

—Pero hay un inconveniente y es que no pones el guión, eso me parece muy innovador, pero no te puedes salir del dialogo así tan a lo anarquista. No pones el guión pero sigues en la mitad del diálogo y esto se puede ver hasta una legua a lo lejos.

Sí estoy de acuerdo, se me ve a una lengua también y sin poder escapar del diálogo. Ya no se está hablando del clima ni mucho menos, ya sólo se habla del diálogo como cárcel. (Ahí se va entendiendo de a poquito lo del lenguaje es la casa del ser). Ni tampoco de política, que es en esos pilares polares donde está la conversación que se extravió por hablar de la conversación de esos mismos tópicos (por no hablar de temas).

—Yo supongo, que para poder salir de la conversación hay que no hablar de ella y así se podrá llegar a un acuerdo mutuo para seguir conversando simplemente del clima o en su defecto del clima político que es un clima aun más dañino.

Estoy total de acuerdo con usted: el clima político es una buena forma de salirle al paso al silencio que hay en la conversación para poder entablar, como una casa en un árbol, todo un diálogo de política

—Sí, pero la empresa que estamos organizando es para salir del diálogo que estamos entablando ¿será que si no seguimos conversando podemos quedar simplemente libres? y no seguir hablando ni de diálogo, menos de política y mucho menos del clima.

Es una apreciación voluminosa, no lo habría pensado, silenciemos el dialogo para poder salir de nuevo al mundo del no diálogo.

—estoy de acuerdo.

, ,
;
.

— , : , , ,

, .
, .

¡No! No funciona. Además se nos olvida que el silencio se nombra y es palabra, también se nos escapa de las palabras, con las palabras. El silencio es lo que se conversa, lo que las palabras no dicen pero si nombran. Y los signos de puntuación son silencios y eso es lo que marcan, silencios que son presencia.

—Tal vez no fue un silencio necesario, se puede aproximar a lo incómodo, y esos silencios no funcionan porque siempre después de ese silencio se extiende la conversación se alimenta el diálogo y eso que ya van cuatro páginas, habrá que tratar por otros ángulos.

Proponer la muerte es algo temprano. La muerte es la forma más fácil de salir de todo, no hablo del silencio o el suicidio, que se suelen confundir al escribirlos, hablo más otrora de las obras de cine o literatura, donde no se sabe qué hacer y de una se van es muriendo los personajes como tiquete de metro a las 6 de la tarde.

—Sí la muerte siempre puede ser una opción, pero sería la última opción, al menos para Occidente, pero si no hay de otra pues tocará echarlo a la suerte.

Sí, pero antes descartemos las demás opciones. Y por cierto, por qué en el diálogo no hay un tercero que haga de moderador y así esa decisión se nos facilitaría enormemente. Pero hablemos de otro asunto para ir matando el tiempo.

—Sí algún tercero se atreviera a incursionar en los caminos de esta conversación ya hubiera muerto de lo aburrido, hablar de conversación en la conversación después de todo no es tan alucinante como se cree, que la locura de la cotidianidad es lo último en diálogos, te lo explico de este modo para que te lo veas más claro: Maestría en literatura latinoamericana con énfasis en escritura literaria o por el estilo.

Así si nos vamos entendiendo y eso que para entender hay que hablar de muchas cosas. La literatura no se hace ni se enseña, la literatura es menos que eso, es un asunto del hablar, del conversar, del directorio telefónico de la ciudad. El transporte ahora ya es imposible, que el metro y la cultura y eso, pero ya no se puede ir a mercar porque te va es cogiendo el pico y placa o la cuenta de la gasolina.

—Antes si se podía andar, en carro y a pie. Uno tranquilo y nada de pereques, no tenía uno que vérselas con la seguridad democrática ni con la juventud en éxtasis, todo era azul cielo y luna llena en semana santa.

— ¡Hay! Nostalgia, quiero emborrachar mi corazón para apagar un loco amor que más que amor es un sufrir… la luna llena me pone de nostalgias arriba.

—Ya se te olvidó la anarquía, el amor le quita a uno todo lo que puede llegar a ser ninguna vez, pero eso ya es hablar de poesía y mejor dicho aquí amanecemos.

—Uno se le olvida todo el asunto cuando se enamora, pero de eso no estábamos hablando. Hablemos mejor en cómo nos escapamos de este hablar del habla en cuanto habla.

—Si seguimos conversando vamos a seguir metidos en el diálogo, nos vamos a quedar acá hasta nunca, entonces mejor terminemos esto de una buena vez.

—Ya me estaba gustando la conversadita, además muy prontamente empezamos hablar del diálogo dentro de la conversación en la que estamos incrustados, y quién dijo que éramos dos y que estábamos atrapados en un diálogo.

—Nadie puede negar que podemos ser sólo una persona y que esto no es un dialogo sino un monólogo, y que esta silla sea la de un manicomio, pero en mi opinión estaríamos muy Edgar Poe y en consecuencia Cortázar por no decir más. Todo lo que se dialoga no puede excluir a estos dos amigos, por ejemplo yo siempre les copio y les robo ideas y no a lo Picasso, sino clara y puramente copia. Entonces, como caperucita, ¿dejamos esto así o seguimos por el camino difícil?

—Pero la idea central y el argumento no era que estábamos atrapados en un diálogo y que la escapatoria debía ser la muerte de alguno de los dos, como para salir por la tangente. Y si somos uno sólo la muerte de uno significaría la muerte del otro, y el diálogo o el monólogo quedaría inconcluso y como suelto.

jueves, 10 de junio de 2010

Aleja(n)d(r)a Pizarnik, frases desolladas Recorrido por las palabras de una infanta difunta

Uno se desencuentra con la poesía de Alejandra, con la poesía descentrada, sin un rumbo claro. Pasos ciegos y un andar con pausas, vértigos lo acompañan en la soledad que es leerla.

La vida juega en la plaza
Con el ser que nunca fui.

Con el miedo se acuesta todas las noches
Con las noches se acuesta todos los días
Con los días se acuesta todos los miedos.

la contradicción se mira al espejo
se reconoce
se sabe
se desconoce en cada despertar.

de olvido se teje la infancia
toca
toda por primera vez.

los ojos son prisiones
y espejo, se rompe
la contradicción,
espera.

Viajera sin movimiento, entre París y Buenos aires hay solo un paso, una sola palabra.

Hay que salvar al viento del silencio.

Desencantada del conocimiento de la filosofía, busca en su cuerpo la esencia del lenguaje, busca en la lágrima, en la sombra, en le ceniza. Busca sin encontrar.

El amor se ha muerto, de muerte se ha tejido cada instante, balbuceas sincerísmos, se encoje la alegría, la maleza la cubre entera, ella es una escapada.

Perfume de pájaro acariciado.

El animal se hace metáfora, el hombre es un animal, un animal solo, rodeado de palabras, palabras suicidas.

El miedo a la vida, a vivir como la muerte, la muerte del pájaro enjaulado, de un corazón que late silencios y hace callar los huecos que deja regados la infancia, el primer beso con la oscuridad.

La sangre quiere sentarse.

Hambre de amor imposible ¿para qué los abrazos? Sí sólo nos hacen sentir más solos, más desprotegidos, más abandonados de los otros que nunca verán amanecer con nuestros ojos.

Los espejos callan, devoran silencio, esperan.

El espejo se va comiendo pedazo a pedazo todo en lo que me veo, yo no soy, yo no he sido, yo no seré, yo soy espejo.

La piedra cae al lado del corazón, poco a poco se llena de sangre, se pegan las venas, la piedra se hace roja, empieza a latir.

La memoria nace explotando por dentro, yo nazco, soy memoria, soy adentro. Exploto.

Enciéndete para que se apague la noche, quién ilumina lo claro conoce el rostro del silencio.

La nada embriaga.

El invierno de adentro se vive afuera, la lluvia alcanza los ojos y los derrama, la cara se vuelve azul, las manos envejecen 100 años, las piernas ya húmedas se oxidan, el corazón gesta el silencio.

Se van olvidando las palabras, nos vamos olvidando del cuerpo, alimentamos los relojes con nuestro tiempo, dejamos crecer las flores del mal, la muerte se recuesta como una sombra en la espalda.

Los animalitos se van comiendo las venas, mastican con tanta ternura que siente como caricias, abrazos por dentro. Llegan al corazón, se lo comen despacio, el hombre cae tendido con una sonrisa y una marca de labial rojo es su ataúd.

Ella cabía es la palma de su mano, ella la cuidaba con su alma, le entregaba días y noches enteros para que nada le pasara, un día él no quiso volver a verla, ella apretó la mano y sin pensarlo se quedó sola.

Cae en la noche, piensa en las estrellas, cierra los ojos, la luna llena sale de ti, vacía.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Qué es literatura o la imposible bolita verde.

(¿Qué es la Literatura?) Si es que es lo que yo pienso que es y lo que es en mi vida y lo que no es en mi vida pero que sigue siendo porque no entiendo una vida sin literatura.

Entre las formas del Arte, la Literatura (si es que es Arte) es quizá con la que más me hablo, no es que esté peleado con las otras, me caen muy bien y hacen parte de mi vida como mis sentidos, pero, en la Literatura me he visto de otras formas, como agachar la cabeza y mirarse el ombligo y después mirarse en un espejo y el ombligo no es el mismo, es como otro que dice otra cosa de lo que es el ombligo. La Literatura es una palabra, de acuerdo, que contiene todas las palabras posibles e imposibles, las palabras son constructoras, las palabras nombran, las palabras le dan ser a los objetos, pero las palabras también callan, las palabras no hacen el amor, hacen la ausencia como dice alguien que se suicidó más de una vez. La Literatura es la palabra enamorada de la palabra, la palabra también es una palabra y el silencio, el silencio se nombra porque es presencia, porque llega y se queda en compañía de una soledad o una conversación. Para hablar de palabras hay que hablar con palabras y cuando se repite mucho una palabra se pierde el sentido de esa palabra. P-a-l-a-b-r-a. La Literatura está hecha de palabras, sí, las palabras estás hechas de letras, bien, pero ¿de qué están hechas las letras?

La Literatura no es un sentarse a leer libros y empaque y vámonos, no, la Literatura es vitalidad, es peligro, es soñar con el cuerpo como tubo de ensayo, es caminar al lado del sena es mirar a la Maga pasar por esta calle donde sólo es real la niebla, es un despertar a sentir, es inventar y proponer, es padecer y co-padecer, es conocimiento y desconocimiento, es y no es y qué importa lo que sea, es también un encuentro con nuestra intimidad, es un desordenar y un volver a nombrar, es casa y amiga, es la unión de un paraguas y una máquina de coser, es locura y razón, es contradicción. La literatura como dije una vez, es la forma más fácil de no entender al hombre, es algo que se lleva por dentro, adentro de la sangre, algo que hiere, que duele, que causa una profunda tristeza, una agonía lenta donde se deja morir la muerte y nace la vida, la sonrisa oculta entre las manos, un buen beso que no es aun, un abrazo con las hojas de un libro viejo.

La Literatura es un dejarse tocar, un dejarse habitar por esa presencia, por ese polvo que respiran los libros, por lo que dicen, por eso que inventan, por eso que digo y por eso que invento, la Literatura es juego, es inocencia, es humana pero también animal, la literatura es hamacar un adverbio, es el inevitable Animula Vagula Blandula, es perderse y divagar, es tomar decisión y postura, es rumor, es baile y canción, es embriaguez, desnudez, dejadez y rima.

La Literatura es de vez en vez y pasa, sucede, es acontecimiento y tiempo. Para nombrar la Literatura hay que hablar de todo lo que es el hombre, en el hombre es donde acontece la Literatura y la Literatura hace al hombre acontecer.

miércoles, 13 de enero de 2010

William Wilson.

El revólver tenía la palabra, era como si todo se resolviera en ese último silencio, el dedo índice rosaba la punta del gatillo como limpiando el aire. La respiración se mezclaba con el temblor del que sostenía el arma. El frio de la calle le subía hasta la garganta y se volvía exhalación cortada y rápida. Hacía una noche seca también fría en la que no hay nubes y la luna saca todo su cuerpo a dar un paseo, porque el aire le entra bien, pero no había luna. El vapor salía más por la boca del que no iría a disparar más adelante: el que no tenía le revolver en la mano, quién sabe si lo traería oculto en algún lado, o en un bolsillo, pero en su mano no estaba, o al menos en su mano izquierda. El otro parecía más viejo (posiblemente le apuntaba en la cara al otro por algo con su mujer, como casi siempre en estos casos) tenía un traje de llevar a su hija al casamiento o de ser una persona que trabaja en subastas en el centro; el arma le sentaba con sus zapatos negros, tenía patillas largas y medio gruesas, un peinado casi cuadrado por la gomina y un palillo en la boca que masticaba como si estuviera viendo una película de gánsters (éste no necesita más descripción ya se sabe sus intenciones y que posiblemente es un hijo de puta, o, posiblemente no) El otro apenas aparentaba 20, (¿quién no tiene 45 a estas alturas de la vida?) podría ser el hijo del que tenía el revólver pero la mirada delataba otra historia (más como las que no están en los libros, ni requieren un giro para volverla más interesante, más como las historias que se cuenta en las tiendas de los barrios entre señoras con algunos tomates de árbol en su bolsa) Tenía camisa de manga larga oscura, pantalón negro como el revólver que no estaba en sus manos, enormemente flaco, casi una sombra, mirada que le pensaba en los hombros, los labios más o menos delgados más temblorosos que los del otro (podría ser el revólver, pero era necesariamente otra cosa) Estaban en una esquina oscura sin importancia, podría ser cualquier lugar, o peor aún: ningún lugar, es decir: un lugar tan conocido por los dos, que era perfectamente el lugar donde se desconocían; casi como andar con las luces apagadas dentro de la propia casa y no tropezar. Parecían estar dentro de una jaula de aire, atrapados: como dejados llevar por sus destinos, desde el punto a—al— b sin pensar en números de teléfono, en el árbol genealógico o en el imposible Animula Vagula Blandula. El disparo sin sonar hería al otro, al que tenía el revólver. No era el silencio, era más lo aturdido que dejaba el impacto de una bala en la cabeza, la sangre siempre escandalosa no gritaba esta vez, salía como si lo estuviera esperando, como un animal que aguarda en la puerta a su dueño luego de varios meses de ausencia y cada vez más cansado sale todos los días a su encuentro. El que tenía el arma caía lentamente y disparaba con desesperación a la jaula de aire sin darle a ningún pájaro. En el periódico al otro día en una sección no muy importante (el periódico tampoco lo era, mucho menos la ciudad) salió la noticia de un suicidio en una esquina del centro, en la madrugada, sonó un disparo, los vecinos salieron, vieron al hombre, llamaron a la policía, estaban asustados, en el barrio no se suicidaba nadie, cuando mucho un homicidio, se dio uno en la cabeza y con eso tuvo, esto raya en lo inmoral, señores calma, ya no se puede andar tranquilo por aquí, ¿mami donde está el papá?, aquí no ha pasado nada, nos va tocar lavar eso , pero primero echarle arena para que absorba, ¿nadie lo conocía?.

martes, 1 de diciembre de 2009

Una historia por contar.

Estuve mirando el charquito que dejé en la cama, no recuerdo bien qué pasó, estaba dormida y cuando desperté el charquito estaba ahí sin más, solito, como mirándome la cara, demostrando que existía, yo lo toqué y sentí lo viscoso que era, después me asomé despacio con los ojos y me vi con la cara toda desparramada, parecía un espejo que me salía de adentro, lo miré bien y empecé a dibujar mi cara con los dedos, quedó muy igual para ser tan temprano; ni siquiera mis papás se habían despertado. Yo me fui para el baño porque me estaba doliendo la panza, salí a la calle me puse las gafas y me subí el cuello del gabán, estaba de noche y seguro me perseguían; esta ciudad ya no es la misma de antes ya no se puede andar por el día porque te pescan, la noche se te hace un río, se tiene que ser el domador del río sino te lleva, te aplasta con la fuerza que también te abraza. Y está el alcalde que quiere acabar con todas las sombras que dejó para llegar a su puesto, quiere silenciar y ahí van 1000 millones en policía, ahí es que te agarran en la casa, sabiendo que el cuarto se va a encoger, te mueves hasta un extremo del sueño, respiras pausadamente como reteniendo el aire que sabes, cada vez, se va acabando más de prisa, corren las paredes a tu encuentro, no sufres de claustrofobia lo sabes, pero las paredes se quieren cerrar como tus párpados cansados, la habitación se encoge, las paredes casi se tocan las pestañas, tus labios están resecos, abiertos; solo en tu habitación cuadrada te sientes torcido, sabes que la habitación no se puede encoger por sí sola, necesita al menos de dos personas, lo sabes y sabes que no hay nadie, sabes que esperabas sin esperar a que las paredes por fin se dejen de mover un poco para tomar el libro con la otra mano, la novela está en la parte donde se debe cambiar la mano, las manos se van cansando, van pasando por la letras, mirando cada una, aprehendiéndolas. El señor de sombrero rojo no se da cuenta pero sus manos saben leer, leen en todas partes y siempre que el señor de sombrero rojo duerme las manos buscan en su biblioteca, alguna cosa de Quiroga, o de Carpentier y hasta Silvina Ocampo; son manos latinoamericanas por supuesto les ha tocado duro, mucha dictadura, mucha social-democracia, aunque ellas no son puños apoyan las causas perdidas, y a veces se exaltan al ver alguna noticia en un periódico, pero la mayoría de las veces sólo son manos que leen. El señor de sombrero rojo nunca escribe, o al menos no escribe nada que las manos quieran escribir, al sombrero lo que es del sombrero y a las manos todo lo otro, lo otro que se cierra, te apresa, la habitación habitada por un solo hombre, sabes que ese hombre eres tú, un hombre perdido en el laberinto de su sueño despierto, amenazado de vida, la eternidad del encierro, la habitación encogida se cierra como caminando por tu piel, hueles la pintura blanca muy de cerca, las paredes te van tragando, sabes que no es un sueño, sería muy fácil, ya se te acaba el aire, ahora sientes como tus costillas te abrazan el corazón y esperas, para salir de nuevo con un gabán distinto, hay que cuidarse de todos, el viejo bar el madero ya no es confiable, muchas ratas esperando salvarse te muerden, no más salsa para nadie, ya sólo quedan los cadáveres, yo estoy muerto, me mataron, soy sangre podrida que camina, soy alma con pedazos de carne. En la noche cuando duermen las palabras, camino entre los paredones negros de esta ciudad, que ya no es la misma, la mataron los políticos, se la comieron entera y después se la vomitaron en las bocas de todas las putas, se las comieron a ellas y después se fueron, dejando a todo el mundo preñado; de esa camada salí yo, yo, yo al que buscan, al que no encuentran, al que se murió después de matar al alcalde, al que la sangre se le escapa, después de salir del baño, volví a mi cama y el charquito rojo estaba ya seco y olía muy maluco, ya no me dolía la panza, pero tenía hambre, a esa hora siempre me da hambre, me agaché para salir de la habitación, caminé hasta la cocina y vi a mi papá acostado en el piso con una liniecita roja que le salía de atrás de la cabeza que decía: el muerto somos dos. Me miré las manos y ellas me estaban mirando, luego fui a despertar a mi mamá.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Viaje hasta el centro de una ciudad conocida:

¿Pasa por el centro?

—sí señorita.

Te sientas en la última silla. Sólo hay dos personas en el autobús: un señor de sombrero rojo y una chica de tu misma edad; miras el techo y por la ventana ves que el mundo cambia, se empieza a mover, sacas su libreta: de apuntes y escribes: Amo porque no sé. Levantas tus ojos y ves que la chica de tu misma edad te está mirando, apenada agachas tu cabeza y lees lo que acabas de escribir, haces un asterisco y debajo escribes: pensar es como soltar pájaros, regresas con tu mirada a la ventana y ves una valla con una modelo que está desnuda y vende una ron añejo, te das cuenta que es la chica de tu misma edad, ella te está mirando y cuando la miras se agacha como sosteniendo algo con las manos, tu haces lo mismo y te encierras en tu casa, la libreta, escribes: El viento me acompaña como una mirada que llora. Estás sofocada por el calor, ya no llueve, el centro todavía está lejos, los ojos y con ellos miradas se pasean por tu cara como aviones, te intimidan los ojos ajenos que te miran con una extraña familiaridad. Miras por el retrovisor de conductor y sólo ves los ojos de la chica de tu misma edad mirándote por el retrovisor; el señor de sombrero rojo se para, camina, toca el timbre, suena el freno a fondo, se abra la puerta, se escucha el viento, el señor de sombrero rojo desciende, se baja, se va, lo miras, parece un amaestrador de palomas, piensas mientras se aleja, el autobús retoma su marcha; recuerdas tus pájaros de la niñez y en lo jaulas que son ahora, te miras las manos y piensas en el tiempo, en lo que has esperado, sigues la línea la más gruesa, la del medio, hasta que te encuentras mirando a la chica de tu misma edad que se para y pasa a un asiento más cerca de el tuyo, te mira como si te reconociera pero se sienta y echa su mirada por la ventana. El calor te abraza como una sombra que se esconde en la epidermis, las líneas de tus manos sudan, hacen caudal para el río que crece de tus poros y se desliza hasta tu libreta que casi sin darte cuenta tiene una frase nueva: Porque el tiempo no es mi pasado ni mi futuro, el tiempo son las manos que están debajo de las manos. El conductor mira a través de uno de sus tantos espejos y te pasa una ligera mirada, el autobús está vacío, la chica de tu misma edad se para y se sienta a una silla de ti, te das cuenta que también ella tiene una libreta, y te mira, te mira reconociéndote como si fueras una valla de un ron añejo. Los espejos caminan entre las sombras, ven mejor en la oscuridad. Terminas la última página de tu libreta con esta frase. Todavía tienes calor, un olor viejo se levanta de las sillas hirvientes del autobús y te entra por los poros como explotándolos uno por uno, debe ser el calor el que te pone a pensar en esas cosas, tu lugar de destino está a una parada, es mejor que te bajes para que respires un poco el aire de colores del centro, piensas mientras te paras, tocas el timbre, suena la puerta de atrás abriéndose al otro lugar, al de la quietud, te bajas sin que aún el autobús pare completamente, tambaleas un poco y cuando subes tu mirada la chica de tu misma edad se sienta donde estabas, parece escribir algo, el autobús continúa, sigue, se va, se aleja, se pierde para poder llegar al centro de la ciudad.

Federico:


Debe ser como dormirse por la tarde y despertar desubicado, en otra tarde.

Los niños no sudan son muy buenos para sudar

Los niños lloran

Se esconden

Y abrazan runruneantes

Se enamoran de las mariposas

De las vecinas

De las cajas.

Los niños se mueren como los viejos

Los niños cantan

Saltan

Elevan cometas

Hasta debajo de la cama

Los niños duermen

Sueñan

Miran las estrellas

Sueñan las estrellas.

Los niños vuelan porque saben que están volando

Respiran, suspiran, muerden

se raspan,

Los niños son casas

grandes y chiquitas

Los niños son techos

y aguaceros.

Los niños son fantasmas blancos que salen de día

Son caracoles y lucecitas

Son hambre y cariño

Los niños viven

Juegan, se montan, se pierden

se van…

Suben y bajan en patines

En bicicletas, en nubes y en abrazos.

Los niños saben hablar, reír, sacar la lengua e irse corriendo

Los niños no saben qué es una esdrújula

No tienen grandes compañías

No estacionan, no van al banco

No tienen problemas con el tabaco,

No leen a Cioran, ni a Cammus, Menos a Nietzsche

Pero

Saben subirse a los árboles

Saben subirse a la luna.

Los niños son grandes como los tomates

Rojos como las jirafas

Los niños están en todas partes

En las casas

En los bosques

En los jardines

En los parques

En el Cielo.

Adiós.

martes, 27 de octubre de 2009

Charly Parker.

Corazón que se entrega a la música

corazón que sangra

se desliza por los trenes

y los trenes por el jazz

y el jazz por el humo

el humo por la piel

y la piel por las lágrimas

lágrimas de oro

dinero de mierda

mujer de amor

muerte de locura

locura de locura

demencia

ritmo

exhala

respira tu olor

respira su olor

saxo sexo seso

muerte de locura

la muerte te respira

la muerte te toca la música que escuchas

la música es la muerte disfrazada

la muerte te escucha la vida

el jazz esta muerto

canta y baila

vive y estalla y exhala

escupe y cierra los ojos

música

mística

mareo

palabras de muerto

palabra

cierra los ojos, mira la canción

música

mística

minúscula

palabra del silencio

palabra

abre los ojos, no me mires

la vida está en los ojos

de los gatos y las personas

los gatos son la muerte

y las personas,

viejo perseguidor

descansa de esto

mentira de esto

deja que la sangre corra por la música

y le de la vida a esta muerte

muere, muerte, muero

Mi mujer está encantada con la noticia.