domingo, 17 de abril de 2011

Abril

Una gota se parte en pedazos contra el alambre de luz.
El cielo cierra los ojos, se oscurece.
Los pájaros se esconden al lado de los viejos, se cruzan sus miradas.
Silva el viento en busca de sus hijos perdidos.
Suena un tamborileo contras las tejas de las casas.
Uno, dos, tres.
Todo se queda quieto por un instante como si tomara impulso.

El frío baja caminando de la montaña.
El silencio parece saltar entre los charcos.
Se sacuden las nubes como perros mojados
Las gotas se abrazan de las hojas, de las sombrillas, de los tejados.
Uno, dos tres.
El cielo baja a saludar
Y a cada niño deja su regalo.

Cambia el color de todo.
La ciudad se vuelve una acuarela azul.
La Atlántida renace una vez más.
Los besos de los estudiantes se hacen más largos
Unos, dos, tres.
Las calles se inundan de taxis sin destino.

El sol alcanza a despuntar un par de rayos.
El frío se despide con besos
en las mejillas de las señoras.
La calle abre la lengua: deja salir su rumor.
Uno, dos, tres.
Todo vuelve a ponerse en su repisa.
Como antes.
Pero queda algo, como un ojo después de llorar.
Un poco más claro.

No hay comentarios: