lunes, 21 de marzo de 2011

Circular Sur

El mundo, es un círculo que ya se ha repetido una infinidad de veces y que se seguirá repitiendo in infinitum… Lees esa última frase mientras apartas el libro rojo de pasta dura de tus ojos cansados y saludas a alguien que acaba de llegar. Es tarde y al día siguiente debes ir a clase, debes, como casi siempre, hacer las cosas que ya ni te importan. debes cumplir el ciclo de todos los días: despertar, levantarte, comer algo, bañarte, coger la bicicleta o si llueve el bus, pensar en alguna cosa mientras soportas el viaje de todos los días, Como si fuera un círculo que siempre se repite, ver cada vez historias diferentes pero siempre la misma. Sientes que se repiten una y otra vez. Como la de esa señora que sentada, arrancaba cada hoja de una agenda. ella arrancando cada hoja sin un motivo aparente siendo el centro del bus o del universo y con cada hoja arrancada se te apretaba el estómago. Tragando saliva, pensabas en cómo sería el final de esa historia, pero no lo encontrabas, siempre se repetía sólo hasta ese punto pues te debías bajar del bus. O como la vez que ibas en bicicleta y veías al señor que escribía con un lápiz en los postes de luz. No sabías qué podía escribir un tipo a las cinco y media de la mañana en un poste que no hubieras visto si no fuera por él, y esperaste al día siguiente para leer las palabras que había dejado. No entendías nada, eran manchones de una letra pegada y cada vez que pasabas veías al señor escribiendo, pero siempre al leer los postes no veías más que manchas. O la ves que veías a esa chica del colegio con uniforme verde siempre subir a la misma hora todos los días, Siempre en el momento en que las mismas personas tarareaban la canción de las cinco y media de la mañana que te recordaba tanto a tu madre y que siempre era igual, todos los días esa canción, todos los días como una copia del anterior, las mismas personas a la misma hora, con los mismos trajes y con las miradas perdidas siempre en los mismos puntos. O una de esas tantas historias que ya ni recuerdas porque se confunden o se hacen la misma, lo mismo, las tres historias una sola, pero al bajar de bus o al llegar a la universidad casi sin sentirlo, dejas de pensar en todo. Todos los días: llegar, subir más de 3 ó 4 pisos y sentarse en una de las sillas azules, esperar que lleguen más estudiantes, empezar con la clase, escribir alguna cosa para hacerte el entendido, no cerrar los ojos demasiado tiempo para que el profesor no se de cuenta que no duermes lo suficiente como para prestar atención dos horas de seguido, cerrar el cuaderno, guardar el lápiz en señal de que es hora de salir, el profesor entiende y termina la clase, hablar con tus compañeros de lo mismo, siempre de lo mismo, entrar a clase, salir de clase, hablar con tus compañeros de lo mismo, entrar a clase, salir de clase, almorzar siempre lo mismo auque sea siempre algo diferente, entrar a clase, salir de clase, ir a tomar una cerveza o dos, entrar a clase con una menta en la boca, salir de clase sin nada en la boca. Coger la bicicleta o si llueve el bus y otra vez la historia de tres cabezas o las tres historias que vuelven como un recuerdo de la niñez y volver a casa y olvidar todo una vez más para saludar a tu madre, darle un beso o un abrazo, luego a tu padre y a tu hermana. Comer algo. Para volver a tu cuarto ya de noche, casi siempre tarde donde te encuentras con alguien que te mira con unos ojos cansados mientras baja un libro rojo de pasta dura y te saluda con aire de conocerte de hace tiempo.

1 comentario:

Sara dijo...

Pero así estemos en espiral , siempre todo va a tener la misma dosis con especias muy distintas incluso si es algún circular .