domingo, 13 de junio de 2010

Una suerte de encontrarme

— Buena tarde.

— Buenas tardes para usted.

—Qué climita el de esta ciudad.

—No es que ya no se puede ni salir. O es sol o es lluvia, bendito sea el señor por Dios hombre.

— Eso es tanta fábrica, están acabando con todo ya también.

—Sí, avemaría, tanta fábrica y tanto loco que no sabe en qué gastarse la plata.

—No es como ahora antes, que eso había gente cuerda y una época para todo, una para estudiar y llover y otra muy distinta que uno salía a veranear y no a estudiar.

—Sí, este presidente demás que tiene encarceladas las nubes, no ve esto como está, eso es calor y calor y nada de sombra, toca chupar es mucho agua para no desvariar.

—Antes, antes si habíamos hombres, gente luchadora y honrada, ahora es pura pantene y cigarrillos light.

— Yo me acuerdo cuando uno se podía meter al río y qué, salía tranquilo sin nada, hasta uno pescaba y sacaba hasta de 12 libras y eso era en verano que casi no hay.

—Sí eso es de ahí lo de ante si que…

—Oiga. Pero hay una cosa que me está inquietándome en estos momentos. Y es: usted porqué vino a sentarse al lado mío si usted no me conoce siquiera.

—A, es que eso hace la gente normal cuando está sola.

— Sí, en eso estamos bien, pero hay algo y sé que no es lo del clima, hay algo que me parece raro.

— Ve ya que lo mencionas a mí también me parece extraño.

—En mi opinión estamos en algo que se puede conocer, pero es impensable, como una jaula dentro de una película dentro de unas alas.

—Es muy parecido a lo que yo estoy sintiendo, pero es que los sentimientos engañan y entonces me voy de lado de la física o la metafísica a lo 2 + 2 igual.

—Yo voy a decir una cosa y la voy a ir dibujando despacio con las manos de las palabras, para que usted se de cuenta de lo que creo que está pasando aquí.

—Y yo las voy trascribiendo es este termito de agua dulce, que traigo para estas ocasiones tan especiales.

—Mucho cuidado con el procedimiento a seguir, debe estar usted muy atento por si cualquier cosa, uno nunca sabe en estos casos, cualquier asunto puede incurrir.

—A mí siempre me toca a lo sancho, pero dale no más que ya estoy acostumbrado, yo te tomo atento ojo por si algún descontento.

—Bueno, analicemos el clima como se mencionó anteriormente, teniendo en cuenta que: estamos sentados en una banca como no se mencionó anteriormente y somos dos personas hablando en un diálogo lineal donde cada uno describe lo que ve por su intuición y habla a favor de sus principios; se puede determinar que estamos en medio de una conversación.

—Es usted un total Hermeneuta, lo cierto es que sí, estamos en medio de una conversación, pero se puede decir que no exactamente en la mitad, pues las conversaciones normalmente deben de ser más amplias que una página y media y eso que hablando español propiamente dicho.

— Sí, me parece una acertada aproximación, claro está, pero en lo que me concierne, estamos en una conversación un poco atrasada para su tiempo, deberíamos de continuarnos. Lo apropiado sería retomar desde, espera yo cuento, sí, desde el onceavo guión, para no alterar el flujo de lo que se hablada.

—La pesca era un deporte de respeto, todito el mundo pescaba y se sentía bien por ello. Así me parece que es una excelente forma de continuar con la conversación. No como ahora que la gente dizque vegetariana en puras modas pasajeras como si fuera malo comer, es que los vegetarianos y los anoréxicos son lo mismo, puro clan de esas tribus que se ensañan contra uno por hacer nada.

— Sí, ya todo el mundo es dizque vea que el planeta, que los animalitos, que esto y que aquello. Sí así es como se conversa, siempre y cuando no se hable de la conversación en la conversación. Se nota que no les tocó sacar callo en el pie, ni menos abrir camino a punta de azadón para que entrara después el camión de la comida hasta el pueblo; ahora ya es puros universitarios que se creen saber todo con ese celular con Internet.

—Está como mala la cosa, no anda bien así como está andando, mucho poeta trip trip con gafas grandes y oscuras, no hay respeto por lo que se respetaba como antes, la palabra se está volviendo carita feliz y los hombres, qué te dijera de los hombres sin que suene muy Museo de Arte Moderno, los hombres ya no son hombres de verdad, hay como un intento pero ya se olvidó lo que es el hombre, ya es puro bipartidismo entre la mente y lo que se llama cuerpo, las desunidización de la lengua y la palabra, la posición y la cara atravesada por la camisetica de cuadros, y, el pensamiento-artefacto lo último en posdoctorado a los 25 años, para estar más lejos, cada vez más lejos de la ignorancia.

—Hombre me perdí un poco con eso, pero me parece estar en acuerdo, a lo política social democrática. Ya vale más un pedazo de panela que las palabras de un sabio: sabio: un señor que se sabe él mismo así venda cuadrados de panela como una persona del mundo, del río, del machete y de las nubes que le descansan la mirada al medio día.

—Sí hombre este calor no deja pensar casi, si mucho hablar y eso que para hablar, habla cualquiera; ¿será que antes cuando el sol no calentaba tanto la gente pensaba? Y escribía eso que pensaba, pero lo escribía para él y no para publicar en el periódico en la sección cultural con crucigrama, sino un pensamiento de esos que se sienten, y por ende, así como en las canciones, por ende escribían siempre y todo el tiempo para enfrentarse a lo que ellos mismos debían ser. De frío ya no se puede hablar, mucho gobernante ocupado en Copenhague y menos escribir.

—Será que hay diálogos escritos, yo entiendo el correo y sus aledaños pero eso sí será diálogo, pues a parte del clima de qué más se podría hablar en un diálogo de escritos, de puro texto de corrido. La idea es que la gente cuide el planeta para que los grandes comerciantes puedan seguir libremente explotando a su imagen y semejanza, y para que no exista más el calentamiento y pueda al fin llover, pero si se pasa de lluvias necesitamos otra vez calor para poder sembrar y salir a la playa a broncear la línea de las mangas de camisa.

— Sí eso es pura publicidad política pagada, ya se sabe por quien. Por otro lado está que los políticos de antes sí eran unos berracos, se le metían con toda al asunto y no dejaban era que los medios de comunicación se les metieran es sus ranchos de oro sólido, ladrón que no es ladrón, es político y…

—Eso ya es un problema grande, porque ya no se está hablando del clima, anteriormente se mencionaba como la base estructural para poder tener una conversación como todo el mundo la tiene, y además, ¿se podrá hablar de una conversación cuando se habla del diálogo cuando se está adentro y en medio de esa misma conversación?, pero si fuera así la conversación perdería su sentido vital y es olvidarse de que se está conversando y aquí entra lo del clima: el clima no es un clima interno del que tanto se ha hablado en los libros de pasta dura y casi nunca verdes, es más bien un factor que nos convoca a todos, porque si llueve llueve, y si está es haciendo calor ya le preguntas a Oliveria porqué el frío de camisa, allá usted. Pero, el clima fue él solito el que fundó el mundo entero, imagínate Adan y Eva que iban hablar después de aquello.

—En eso yo no había pensado, porque de ser así ya no tendría importancia si fuera política o clima, la importancia radicaría en que de alguna forma como la intuición nos abrió la pregunta más o menos en el guión 10, es que sí estamos en la mitad del diálogo debemos es estar atrapados en el mismo, y eso del mismo es para no repetir diálogo, por lo que anteriormente presupuestó usted. Por que paremos y reparemos en la mitad del diálogo debe ser porque estamos es inmersos en medio de la conversación, ¿serán los guiones que siempre aparecen cuando alguno de los dos va decir, para continuar con el diálogo, los que nos tienen estancados acá?

—Es una muy buena apreciación, pueden ser los guiones, pero, ¿como se podría entender en una conversación escrita que se está en medio de un diálogo sin los guiones? El linotipista estaría confundido y esa gente siempre tiene problemas de alcohol y ya se armaría un enredo más grande del que estamos nosotros como para achacar toda la culpa a los guiones.

Yo creo en la libertad de expresión, y sobre todo que por ley uno tiene derecho a opinar y a poner y no poner cuanto guión se le venga en gana. Así se demuestra lo que el hombre puede lograr dentro de los sistemas que regulan al hombre.

—Pero hay un inconveniente y es que no pones el guión, eso me parece muy innovador, pero no te puedes salir del dialogo así tan a lo anarquista. No pones el guión pero sigues en la mitad del diálogo y esto se puede ver hasta una legua a lo lejos.

Sí estoy de acuerdo, se me ve a una lengua también y sin poder escapar del diálogo. Ya no se está hablando del clima ni mucho menos, ya sólo se habla del diálogo como cárcel. (Ahí se va entendiendo de a poquito lo del lenguaje es la casa del ser). Ni tampoco de política, que es en esos pilares polares donde está la conversación que se extravió por hablar de la conversación de esos mismos tópicos (por no hablar de temas).

—Yo supongo, que para poder salir de la conversación hay que no hablar de ella y así se podrá llegar a un acuerdo mutuo para seguir conversando simplemente del clima o en su defecto del clima político que es un clima aun más dañino.

Estoy total de acuerdo con usted: el clima político es una buena forma de salirle al paso al silencio que hay en la conversación para poder entablar, como una casa en un árbol, todo un diálogo de política

—Sí, pero la empresa que estamos organizando es para salir del diálogo que estamos entablando ¿será que si no seguimos conversando podemos quedar simplemente libres? y no seguir hablando ni de diálogo, menos de política y mucho menos del clima.

Es una apreciación voluminosa, no lo habría pensado, silenciemos el dialogo para poder salir de nuevo al mundo del no diálogo.

—estoy de acuerdo.

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¡No! No funciona. Además se nos olvida que el silencio se nombra y es palabra, también se nos escapa de las palabras, con las palabras. El silencio es lo que se conversa, lo que las palabras no dicen pero si nombran. Y los signos de puntuación son silencios y eso es lo que marcan, silencios que son presencia.

—Tal vez no fue un silencio necesario, se puede aproximar a lo incómodo, y esos silencios no funcionan porque siempre después de ese silencio se extiende la conversación se alimenta el diálogo y eso que ya van cuatro páginas, habrá que tratar por otros ángulos.

Proponer la muerte es algo temprano. La muerte es la forma más fácil de salir de todo, no hablo del silencio o el suicidio, que se suelen confundir al escribirlos, hablo más otrora de las obras de cine o literatura, donde no se sabe qué hacer y de una se van es muriendo los personajes como tiquete de metro a las 6 de la tarde.

—Sí la muerte siempre puede ser una opción, pero sería la última opción, al menos para Occidente, pero si no hay de otra pues tocará echarlo a la suerte.

Sí, pero antes descartemos las demás opciones. Y por cierto, por qué en el diálogo no hay un tercero que haga de moderador y así esa decisión se nos facilitaría enormemente. Pero hablemos de otro asunto para ir matando el tiempo.

—Sí algún tercero se atreviera a incursionar en los caminos de esta conversación ya hubiera muerto de lo aburrido, hablar de conversación en la conversación después de todo no es tan alucinante como se cree, que la locura de la cotidianidad es lo último en diálogos, te lo explico de este modo para que te lo veas más claro: Maestría en literatura latinoamericana con énfasis en escritura literaria o por el estilo.

Así si nos vamos entendiendo y eso que para entender hay que hablar de muchas cosas. La literatura no se hace ni se enseña, la literatura es menos que eso, es un asunto del hablar, del conversar, del directorio telefónico de la ciudad. El transporte ahora ya es imposible, que el metro y la cultura y eso, pero ya no se puede ir a mercar porque te va es cogiendo el pico y placa o la cuenta de la gasolina.

—Antes si se podía andar, en carro y a pie. Uno tranquilo y nada de pereques, no tenía uno que vérselas con la seguridad democrática ni con la juventud en éxtasis, todo era azul cielo y luna llena en semana santa.

— ¡Hay! Nostalgia, quiero emborrachar mi corazón para apagar un loco amor que más que amor es un sufrir… la luna llena me pone de nostalgias arriba.

—Ya se te olvidó la anarquía, el amor le quita a uno todo lo que puede llegar a ser ninguna vez, pero eso ya es hablar de poesía y mejor dicho aquí amanecemos.

—Uno se le olvida todo el asunto cuando se enamora, pero de eso no estábamos hablando. Hablemos mejor en cómo nos escapamos de este hablar del habla en cuanto habla.

—Si seguimos conversando vamos a seguir metidos en el diálogo, nos vamos a quedar acá hasta nunca, entonces mejor terminemos esto de una buena vez.

—Ya me estaba gustando la conversadita, además muy prontamente empezamos hablar del diálogo dentro de la conversación en la que estamos incrustados, y quién dijo que éramos dos y que estábamos atrapados en un diálogo.

—Nadie puede negar que podemos ser sólo una persona y que esto no es un dialogo sino un monólogo, y que esta silla sea la de un manicomio, pero en mi opinión estaríamos muy Edgar Poe y en consecuencia Cortázar por no decir más. Todo lo que se dialoga no puede excluir a estos dos amigos, por ejemplo yo siempre les copio y les robo ideas y no a lo Picasso, sino clara y puramente copia. Entonces, como caperucita, ¿dejamos esto así o seguimos por el camino difícil?

—Pero la idea central y el argumento no era que estábamos atrapados en un diálogo y que la escapatoria debía ser la muerte de alguno de los dos, como para salir por la tangente. Y si somos uno sólo la muerte de uno significaría la muerte del otro, y el diálogo o el monólogo quedaría inconcluso y como suelto.

1 comentario:

Catalina Arroyave. dijo...

Ay señor caído...
Qué cosota esto... mejor dicho:
¿cuándo conversamos?