Señor que no es sujeto, enormísimo cronopio.
Suelo pasar tardes enteras
en sus hombros gigante de acuarela
y en su amor 77 y su tango y su cigarro o cigarros.
A veces paso por buenos aires y viceversa
y me pierdo con el color de sus palabras
y de golpe la maga a bailar tregua, a bailar catala
en su máquina eléctrica de construir sueños
que caen lentamente en mi cara y mente
y después los ríos metafísicos
llenos de cronópios
y después la sangre envenenada
vacía de meopas
y después
los juegos
que se posan es sus manos y sin pensar
o en el momento menos pensado
una nueva palabra
o un mundo nuevo
derramándose en su tinta
de fibra de letras
y volverse frase y cuento
y novela y poesía y carta
y subnada.
1 comentario:
Ey!! Compañerito cronopio, cuando vengas a Buenos Aires pasa por mi casita.
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