viernes, 5 de septiembre de 2008

Niño "a"

Exclamó alguna palabra de admiración puntuada, no quiso ningún punto final, vivió en mayúsculas y su intención, entre comas infinitas juguetonas, fue marcar esa “a” que de su vida extinguió. Después de una tilde muy larga dejó caer todos sus números, quedó desarmado, un hombre desarmado es débil ¿cierto papá? y en debilidad escupió 6 signos de interrogación, ¿te amo?, ¿estoy?, ¿tiempo? dejó su vida entre comillas algunas de contradicción, otras de falsedad y una última subjetiva.

Intentó dejar las cursivas para febrero, intentó dejar a Disney su diéresis de ratón, intentó besar entre puntos os suspensivos… intentó dejar un deseo fugaz en una estrella, pero sus paréntesis absolutos negaron su ambición transparente, intentó viajar en un asterisco pero nunca le gustaron los pies de página, se cansó de intentar, logró sólo un punto y coma.

Él, minúsculo, dejó espacios de silencio entre consonantes, olvidaba la vocal que lo vio crecer, aquella que acompañó sus primeras palabras, la que nunca lo traicionó para poner en duda la profesión de la madre de algún idota. Esa pequeña leal, amiga y roja que nunca olvidó sus exámenes perdidos de matemática. Pero que un día la memoria cuenta con pasos torpes no jugó más.

Lo busqué, y en esta carrilera de ideas y puntos seguidos, tratando de leer las migajas de guiones que dejó por sus caminos de letras negras y metáforas de olvido, encontré un color violeta que para el niño de aquella “a” no fue más que su punto final.

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