lunes, 1 de septiembre de 2008

transeúnte

Hoy quiero andar, entre aceras, entre calles, entre canciones y letras, para encontrar el camino de la soledad absurda, donde conozco mi desconocido, donde perturbo mi mente cotidiana, donde pienso en lo que pienso.

Dejo que el cuerpo se balancee entre paso y paso para encontrar un pedazo de algún recuerdo inconciente y así poder llegar a una verdad inconclusa. Que sale de mi andar y deja atrás una rueda que antes solía girar. ¡Giraba!

Mi mente camina entre gotas de lluvia. Mojada pero atenta, mi lengua va danzando con los árboles, con las plantas, con los duendes, mis acompañantes. Las descuidadas aceras se dejan manosear del verde de mis piernas que dan un mensaje cansado de un croar ajeno a mis labios, las ranas melodiosas cantan, bailan y la francachela de sus ancas se vuelve mi andar, intento no cerrar mis ojos para tomar del agua lluvia, pero la belleza de su muerte deja que golpeen cada vez más mi aguado corazón.

Los choques de mis pestañas con el viento son accidentes que, tal vez, no existirían, si mis caprichosas piernas, ansiosas, no sacaran de vez en cuando mi mente a caminar, para colorear el mundo, para oler el camino, para perderme en mí.

Una pequeña creación en mi estomago se vuelve aliento y pasa por mis labios para finalizar en melodía, silbar una vieja canción, no de cuna, tampoco de cama, silbo lo que quiero ser, y esta vez, quiero ser un caminante.

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