lunes, 1 de septiembre de 2008

baisers

¿Quien besó?

La violencia de la tentación pensaba en acabar el pedazo de carne que tengo por labios, ellos, trémulos esperando el ataque certero, ardían esperando asesinar el padecer de su soledad, saboreando la salvaje música que murmuraba tu embriaguez.

Mi sangre se confunde por la velocidad en la que vibra mi corazón, viaja a través de mis piernas y hace que exploten de escalofrió, mis labios no aguantan más, se disuelven en tus palabras que decoran más su origen -tus labios- mariposas negras de muerte invaden mi estomago. Ardo.

Atómico es el momento en que nuestras bocas se hacen una. Cóctel de esencias y pasión recorre nuestras almas y nace de la escafandra el verdadero choque elemental, el origen de nuestros cuerpos y en preludio arranco tu lengua bípeda, la trago para guardarla en lo más íntimo de mi sombra.

El mundo se acaba, implora regresar pero sólo existen labios, míos, tuyos no importa. Son ciudadanos de ningún cuerpo, sabes que danzan en obscenidad, en pecado pero te gusta, quieres alimentarte de mi carne.

La materia sangre de la vida está sobre nosotros, nos devoramos, nos perdemos en el éxtasis de sentir labios ajenos, pagamos con nuestra vida, pero valió la pena…

Ahora todo es silencio.

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